marzo 26, 2011

El liderazgo.

http://www.rrppnet.com.ar/liderazgo1.htmSoy Cuaima y qué?

El liderazgo ha sido definido como la "actividad de influenciar a la gente para que se empeñe voluntariamente en el logro de los objetivos del grupo". Por grupo debe entenderse un grupo pequeño, un sector de la organización, una organización, etc. Debido a que lo que aquí interesa es el liderazgo en el terreno organizacional, de ahora en más utilizaremos la palabra "organización" para significarla tomada en conjunto o cualquier sector o grupo que la compone.
De tal definición surgen los dos campos fundamentales de liderazgo:

1) El proceso intelectual de concebir los objetivos de la organización.
2) El factor humano, esto es, influenciar a la gente para que voluntariamente se empeñe en el logro de los objetivos.

John P. Kotter, en su excelente obra "The leadership factor" (1988), dice que el liderazgo se caracteriza por lo siguiente:

1) Concebir una visión de lo que debe ser la organización y generar las estrategias necesarias para llevar a cabo la visión.
2) Lograr un "network" cooperativo de recursos humanos, lo cual implica un grupo de gente altamente motivado y comprometido para convertir la visión en realidad.

La definición de liderazgo citada al principio contiene una palabra clave: "voluntariamente", que también podría traducirse como "de buena gana". No se trata sólo de influenciar a la gente sino de hacerlo para que voluntariamente se empeñe en los objetivos que correspondan. Por lo tanto, excluimos del concepto de liderazgo la influencia basada en la coerción.
Puede concluirse que liderazgo y motivación son dos caras de una misma moneda, en donde la primera mira al líder y la segunda a sus seguidores; por lo tanto, también podemos afirmar que liderar es provocar motivación.

 

Se puede decir más claro y no tan alto. Por Travis Bradberry

http://www.buenastareas.com/ensayos/Se-Puede-Decir-Mas-Claro-Y/1436781.htmlSoy Cuaima y qué?

 Se Puede Decir Mas Claro Y No Tan Alto

Análisis de los personajes

*Charlie: era una gaviota que amaba su trabajo, volaba a gran altura, era jefe de la banda. Era valiente, apasionado, confiado y un líder muy seguro. Siempre tenía ideas y una visión fascinante. También era elocuente, lanzado, abierto, aséptico, sonriente y muy alegre.

*Scott: era el mejor interprete, era muy audaz, era una especie de líder, tenía un estilo rudo y descarado, era ansioso y le gustaba correr riesgos, pero siempre percatándose de todo, potencial, rápido y muy inteligente.

*Maya: era comedida y tenía un vibrante alegato, era muy sabia, perceptiva, inteligente y con grandes ideas. Pero no le gustaba ser el centro de atención.

*Imata: era una nutria marina madura y muy sonriente.

*Yufan: a pesar de ser trabajador y sociable le cuesta mucho trabajo intentar algo.

*Oscar: era una tortuga, soñolienta y viejo habitante del mar, imaginativo.

*Alfred: era flaco, no hace bien su trabajo.

*Acha: hijo de Imata.

*Hui: era un delfín, le encantaba leer, era sociable, imperturbable ante la frialdad de Charlie.

*Annabel: era una border collie blanca y negra.

Sinopsis del libro

Charlie es la gaviota responsable de su bandada que ama su trabajo y todo lo que hace. Charlie y su bandada abandonaron su trabajo insignificante en la costa para irse a un lugar llamado el patio de comidas. Todo era perfecto en el patio pero después de un tiempo la bandada creció, pero Charlie resolvió el problema, la forma de vida de los demás pájaros dependía en gran manera de su gestión y organización. Después aparece Scott, esta gaviota este le hacía ver a Charlie que tenían hambre y de los problemas de la bandada. Todas las gaviotas Scott, Maya y Yufan le decían cuál era el problema pero Charlie no entendía las razones, el solo iba y daba órdenes, después de tantas quejas Charlie entendió el problema y dijo que iba a cambiar y arreglar la situación. Cada gaviota dio una solución que provocaron más conflictos pues la bandada se...

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La página oficial de Leonardo Melero

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Photography

Soy Cuaima y qué? Momento mágico de fotografíashttp://lucia-rivasleotaud.me/

marzo 22, 2011

Rachel Scott

“These hands belong to Rachel Joy Scott and will someday touch millions of people’s hearts”

Soy Cuaima y qué? npeople will never know how far a little kindness can go

marzo 13, 2011

Cuánta agua debemos beber?

Soy Cuaima y qué?

 
Entrevistado:
Dr. Juan José Rufilanchas Sánchez (JJ:)
Cirujano cardiovascular del Hospital Ruber Internacional de Madrid.
Entrevistador: Julio César Iglesias (JC:), periodista español.

JC : Ahora mismo tenemos la moda del consumo extraordinario de agua, 2 ó 3 litros de agua al día. ¿Es objetivamente bueno el consumo de agua y en   qué proporción?

JJ : El 60% - 70% de nuestro peso es agua. Hay una moda que consiste en estar tomando continuamente agua, y eso que para una persona normal no tiene mucha trascendencia, para los enfermos cardiópatas,o con problemas circulatorios,de alta presión o pulmonares sobre todo, es una barbaridad, porque al final lo que hacen es acabar con insuficiencia cardiaca mayor o con líquido en los pies o en los intestinos, lo que llamamos edemas, y no tiene sentido que esos pacientes o todos aquellos que estén tomando diuréticos para extraer agua y sal, que es lo que no saben manejar bien y, sin embargo, estén tomando 2 ó 3 litros de agua diarios, como les hacen creer los medios: periódicos, televisión, los vendedores de aguas envasadas etc...

JC : ¿En qué medida debemos consumir el agua?

JJ : Si uno tiene los riñones bien, el corazón bien,los pulmones y el hipotálamo -que es donde está el centro de la sed- también bien, pues debe de beber agua cuando tiene sed; ni una gota más ni una gota menos . ¿Qué es lo que ha pasado? Pues, primero, que hay una campaña de marketing muy importante para que todos bebamos agua, y seguramente llenemos los bolsillos de empresarios productores de agua envasada que no conocemos; y, segundo, el fenómeno del estar bien a toda costa aún en detrimento de la verdadera salud.
 Las esteticistas son nuestras grandes enemigas, son las que han convencido a mujeres, y a hombres también, de que bebiendo mucha agua se quitan las arrugas, y no es verdad, ya que no se quita ni una sola arruga bebiendo agua,ni se logran mejorías instantáneas consumiendo más agua de la nuestro organismo necesita. Yo invito a nuestros lectores a que hagan una prueba: Que se pesen ahora mismo y, a continuación, se beban 2 litros de agua, se vuelvan a pesar y pesarán 2 Kg . más, ya que cada litro de agua pesa un kilo. Esa agua va a los riñones, los cuales la van a filtrar enviándola a la vejiga. Cuando empiecen a orinar, en 1 ó 2 horas orinarán dicha agua. Se vuelven a pesar y pesarán lo mismo que al principio. ¿Qué han hecho? Han intercambiado el agua de su cuerpo. Al cabo de esas 2 horas, el número de moléculas de agua que hay en su cuerpo es exactamente el mismo que había 2 horas antes. Lo peligroso no es la deshidratación sino la intoxicación por el agua consumida. Los atletas que en los maratones se mueren o colapsan, sabemos desde el año 2002, que es por intoxicación por exceso de agua. En la maratón de Boston, el año 2002, a 488 corredores se les sacó sangre antes y después de correr la maratón, y se vió que la mayor parte de los corredores tenían el sodio bajo, es decir, habían bebido demasiada agua; y que los que colapsaban y los que llegaban a la meta y perdían el conocimiento o estaban confusos, no sabían lo que hacían, pues todos ellos tenían intoxicación por agua. Ninguno de los que tenían cierta deshidratación, tenían ningún problema de confusión ni de síncope, es decir, que lo que mata es la intoxicación por agua y no la deshidratación.

JC : ¿Cuáles son los efectos de la bajada de los índices de sodio?

JJ : A partir de un sodio bajo, de menos de 125 partes por 1.000, se empieza a tener temblores, confusión, pérdida de memoria,debilidad en las extremidades inferiores y, al final, uno puede colapsar y hasta morirse.
 Tengo aquí la foto de una chica inglesa que había tomado drogas, se encontró mal y pensó que estaba deshidratada, y se bebió 3 ó 4 litros de agua inmediatamente. Y, ¿qué es lo que pasa? Que hasta que los riñones empiecen a filtrar esa agua, las células se hinchan transitoriamente y también se hinchan las células del cerebro, que están metidas en un cofre, que es el cráneo, que no se puede dilatar y por ésto el cerebro sufre terriblemente. Por lo tanto, las células del cerebro se encuentran aprisionadas, pudiendo llegar a un trastorno nervioso que lleva al coma y a la muerte. Debido a este mecanismo es por lo que se muere la gente que corre en los maratones porque entran en edema cerebral y al final se pueden morir por intoxicación por el exceso de agua consumida.

JC : ¿Los síncopes son accidentes siempre graves?

JJ : No necesariamente. Hay síncopes vasovagales que apenas tienen trascendencia. Los síncopes son un signo de alarma que hay que estudiar. Hay muchos tipos de síncopes, por ejemplo, la lipotimia es un síncope y nadie se alarma por una lipotimia sin más.

JC : ¿Cuál sería el consumo natural, aceptable, plausible de agua?

JJ : Hay dos puntos. La persona que está haciendo una vida normal, y el atleta o persona que entrena mucho.
 La persona que no hace ningún tipo de ejercicio físico importante, tiene que beber lo que tenga de sed, ni una gota más ni una gota menos. Tenemos el centro de la sed y si, por ejemplo, usted se come ahora una anchoa  que contiene mucha sal, a los cinco minutos necesita usted beber, y lo que le pide su cuerpo beber es la cantidad de agua exacta que usted necesita para disolver la sal que contiene esa anchoa. Es un mecanismo tan fino que no lo puede duplicar nadie, y, sobre todo, no lo puede duplicar la televisión, donde se ve un anuncio que invita a tomar 2 ó 3 litros de agua al día,natural o envasada. Eso es publicidad engañosa y alguien deberá meter mano en esta historia, porque eso no induce más que a que gane mucho dinero gente que nos está engañando. y perjudicando. Los atletas es otro problema. Siempre se ha dicho a los atletas 'bebe por delante' y eso además se ha trasmitido también al público. Bien, pues está claro que el atleta bueno, el que gana el maratón, ha bebido mucha menos agua que el que llega de último. El último es el que ha estado bebiendo todo el tiempo y al final tiene intoxicación por agua. Bueno, igual bebe porque no es bueno, y su carrera en vez de 2 horas dura 6 horas Los atletas buenos beben poco y, en todo caso, están un poco deshidratados, no sobrehidratados. Estar sobrehidratado no es nada bueno por el contrario puede ser muy contraproducente para el organismo.

JC : ¿A usted le parece que beber 3 litros de agua diarios es una barbaridad?

JJ : Sí, me parece una barbaridad, ya que lo único que está haciendo es intercambiar su agua. Si de verdad el agua le hubiese servido para algo, a la mañana siguiente pesaría más pues habría hidratado su organismo, pero no, lo llenó de líquido que después difícilmente puede eliminar.

JC : ¿Ni siquiera ha mejorado algo el riñón, no se ha producido ninguna limpieza celular? Le hablo de tópicos que escuchamos.

JJ : En absoluto, no se produce ninguna limpieza celular. En todo caso, lo que hacemos es hacer trabajar al riñón de más o sin necesidad y en forma peligrosa,más aún es más peligroso si la persona es un adulto mayor puesto que la mayoría de las veces no logra eliminar toda el agua que consume y empieza a forzar su cerebro y sus riñones y a dañar su organismo a cambio de mejorarlo.

marzo 11, 2011

TERREMOTO

Soy Cuaima y qué?

QUÉ HACER ANTE UN TERREMOTO FUERTE

ANTES DEL TERREMOTO
Tenga preparados: botiquín de primeros auxilios, linternas, radio a pilas, pilas, etc. y algunas provisiones en sitio conocido por todos. Sepa cómo desconectar la luz, el gas y el agua.
Prevea un plan de actuación en caso de emergencia y asegure el reagrupamiento de la familia en un lugar seguro.
Confeccione un directorio telefónico para, en caso de necesidad, poder llamar a Protección Civil, Bomberos, Asistencia Sanitaria o Policía.
No coloque objetos pesados encima de muebles altos, asegúrelos en el suelo.
Fije bien a las paredes muebles como armarios, estanterías, etc. y sujete aquellos objetos que pueden provocar daños al caerse, como cuadros, espejos, lámparas, productos tóxicos o inflamables, etc.
Revise la estructura de su vivienda y, sobre todo, asegúrese que chimeneas, aleros, revestimientos, balcones, etc. tengan una buena fijación a los elementos estructurales. Si fuera necesario, consulte a un técnico en construcción.
DURANTE EL TERREMOTO
Si el terremoto no es fuerte, tranquilícese, acabará pronto.
Si el terremoto es fuerte, mantenga y transmita la calma. Agudice la atención para evitar riesgos y recuerde las siguientes instrucciones:
Si está dentro de un edificio, quédese dentro; si está fuera, permanezca fuera. El entrar o salir de los edificios sólo puede causarle accidentes.
Dentro de un edificio busque estructuras fuertes: bajo una mesa o cama, bajo el dintel de una puerta, junto a un pilar, pared maestra o en un rincón y proteja su cabeza.
nunca huya precipitadamente hacia la salida.
Apague todo fuego. No utilice ningún tipo de llama (cerilla, encendedor, vela, etc.) durante o inmediatamente después del temblor.
Fuera de un edificio, aléjese de cables eléctricos, cornisas, cristales, pretiles, etc.
No se acerque ni penetre en los edificios para evitar ser alcanzado por la caída de objetos peligrosos (cristales, cornisas, etc.). Vaya hacia lugares abiertos, no corra y cuidado con el tráfico.
Si va en coche cuando ocurra el temblor, párelo donde le permita el permanezca dentro del mismo, retirado de puentes y tajos.
DESPUÉS DEL TERREMOTO
Guarde la calma y haga que los demás la guarden. Impida cualquier situación de pánico.
Compruebe si alguien está herido, préstele los auxilios necesarios. Los heridos graves no deben moverse, salvo que tenga conocimientos de cómo hacerlo; en caso de empeoramiento de la situación (fuego, derrumbamiento, etc.) muévalo con precaución.
Compruebe el estado de las conducciones de agua, gas y electricidad, hágalo visualmente y por el olor, nunca ponga en funcionamiento algún aparato. Ante cualquier anomalía o duda, cierre las llaves de paso generales y comuníquelo a los técnicos o autoridades.
No utilice el teléfono. Hágalo solo en caso de extrema urgencia. Conecte la radio para recibir información o instrucciones de las autoridades.
Tenga precaución al abrir armarios, algunos objetos pueden haber quedado en posición inestable.
Utilice botas o zapatos de suela gruesa para protegerse de los objetos cortantes o punzantes.
No repare de inmediato los desperfectos, excepto si hay vidrios rotos o botellas con sustancias tóxicas o inflamables.
Apague cualquier incendio, si no pudiera dominarlo contacte inmediatamente con los bomberos.
Después de una sacudida muy violenta salgan ordenada y paulatinamente del edificio que ocupen, sobre todo si éste tiene daños.
Aléjese de las construcciones dañadas. Vaya hacia áreas abiertas.
Después de un terremoto fuerte siguen otros pequeños, réplicas que pueden ser causa de destrozos adicionales, especialmente en construcciones dañadas. Permanezca alejado de éstas.
Si fuera urgente entrar en edificios dañados hágalo rápidamente y no permanezca dentro. En construcciones con daños graves no entre hasta que sea autorizado.
Tenga cuidado al utilizar agua de la red ya que puede estar contaminada. Consuma agua embotellada o hervida.
Si el epicentro de un gran terremoto es marino puede producirse un maremoto. Esto puede ser importante en la zona del Golfo de Cádiz. Permanezca alejado de la playa.
COLABORE CON LOS EQUIPOS DE EMERGENCIA
Actúe según las normas o recomendaciones ante Emergencias Sísmicas y las directrices de las autoridades y de los equipos de emergencia.
Conecte la radio y siga las instrucciones que dicten las autoridades. No se deje influenciar por rumores, tampoco los propague.
Informe a las autoridades de los destrozos graves en edificaciones, sobre todo de aquellas que amenacen con derrumbarse en zonas de tránsito. Comunique la existencia de material peligroso (productos radioactivos, tóxicos, etc.) o cualquier hecho (incendio, explosiones, etc.) que amenace con aumentar o desencadenar más daños.
Trabaje junto a los equipos de emergencia y bajo sus órdenes. La coordinación es imprescindible. Colabore en la ayuda a heridos, enfermos, niños y ancianos. Los equipos de emergencia somos todos.
Atienda las llamadas que hagan las autoridades. No acuda a las zonas afectadas si no se le solicita. Curiosear es peligroso y dificulta las labores de socorro.
No utilice el coche ya que hay peligro de accidentes e impide las ayudas externas.
Utilice el teléfono sólo en casos extremos. Economice sus recursos (agua, alimentos, etc.). Colabore con sus vecinos.

RECUERDE QUE LA MEJOR MANERA DE PROTEGERSE EN CASO DE UN TERREMOTO FUERTE ES, ESTANDO BIEN INFORMADO Y PREPARADO

Conceptos útiles

Terremoto: Liberación súbita y brusca de energía acumulada por la deformación lenta en la superficie de la tierra, que se propaga en forma de ondas sísmicas.
Fuente sísmica: Volumen de roca que se fractura durante un terremoto.
Sacudida sísmica: Conjunto de movimientos vibratorios del terreno.
Hipocentro: Punto donde se inicia el terremoto.
Epicentro: Punto de la superficie situado en la vertical del foco o hipocentro.
Réplicas: Terremotos más pequeños que ocurren después de un terremoto.
Precursores: Terremotos más pequeños que ocurren antes del terremoto principal.
Magnitud: Parámetro ideado por Richter que indica el tamaño y la energía liberada por el terremoto en forma de ondas sísmicas. La escala de magnitud no tiene límites, aunque no se han observado terremotos de magnitud local superior a 9.
Intensidad. Parámetro que indica el efecto de las sacudidas en un lugar afectado por las sacudidas sísmicas. Se mide a través de las reacciones de las personas, del grado de destrozos producidos en las construcciones y por las perturbaciones provocadas en el terreno (grietas, deslizamientos, desprendimientos, etc.). La escala oficial en Chile es la M.S. K. Está dividida en 12 grados. Los destrozos empiezan a ser importantes a partir del grado VII.

Para más información, vea la página del departamento de Geofísica de la Universidad de Chile. En ella también encontrará el informe de los 10 últimos sismos ocurridos en Chile.

e-mailClaudio R. Petit B.
Insp. de Informática.-


La familia

Soy Cuaima y qué?
La familia se forma con amor, con la comunicación, con mano derecha y con mano izquierda. Se mantiene unida cuando hay valores, armonía, respeto, cuando todos sus integrantes conforman un equipo de trabajo bien organizado por los padres.
Una familia que está unida es luz que ilumina a la sociedad donde se desenvuelve.
Unos padres  que tiene una base moral, será el tronco común de sus hijos y de sus nietos, formarán otras familias que mañana serán el ejemplo de su comunidad.

Los seres humanos tienen problemas personales, económicos, sociales, políticos, religiosos, pero una familia que está hecha de un buen roble, nunca va a sucumbir en ellos y saldrá airosa tarde o temprano.

Soy Cuaima ¿y qué?: Un día en la peluquería finalist...

Un día en la peluquería obra de teatro finalista en Actors of the world 2008

marzo 10, 2011

Soy Cuaima ¿y qué? El libro: Día internacional de la mujer

Soy Cuaima ¿y qué? El libro: Día internacional de la mujer

Soy Cuaima y qué?
http://www.me.gov.ar/efeme/diamujer/

Día internacional de la mujer

Soy Cuaima y qué?

8 de marzo, día internacional de la mujer


Soy Cuaima ¿y qué? El libro: Soy Cuaima ¿y qué? El libro: Entrevista hecha por María Verónica Domador de RCTV Internacional 4-11-2009

Soy Cuaima ¿y qué? El libro: Soy Cuaima ¿y qué? El libro: Entrevista hecha por María Verónica Domador de RCTV Internacional 4-11-2009 http://www.rctv.net/
Soy Cuaima y qué?http://www.rctv.net/

Soy Cuaima ¿y qué? El libro: Entrevista hecha por María Verónica Domador de RCTV Internacional 4-11-2009

Soy Cuaima ¿y qué? El libro: Entrevista hecha por María Verónica Domador de RCTV Internacional 4-11-2009

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Soy Cuaima ¿y qué? El libro: Entrevistas

Soy Cuaima ¿y qué? El libro: Entrevistas

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marzo 02, 2011

El último encuentro





El último encuentro

Entraste por las rendijas de mis pupilas, justo en el momento en que alguien nos hizo sentir el contacto tibio de nuestras manos al presentarnos. Las cortinas de la vida se abrieron y una luz penetró en mi corazón para indicarme el camino que debía seguir.
 Era una niña de catorce años. Apenas dejaba el gusto de peinar a mis muñecas, de jugar al escondite con mis amigas del colegio.
 ¿Qué podía yo saber del amor? Quizás nada, pero en ese instante, comprendí que el ser humano necesita soñar para encontrarse a sí mismo y, que descubriendo mundos inexplorados, las puertas de la realidad me mostrarán sentimientos diferentes.
Pasaron varios meses y no supe de ti.
 La ventana de mi habitación era testigo de mi cautiva espera.
 ¿Cuándo lo volveré a ver?
Era un vicio acercarme a quien guardaba sin condición el secreto de mi curiosidad frente a la calle. Allí sola, sin que nadie entendiera mi aislamiento adolescente, buscaba el angustiante golpe que en mi estómago se producía al notar tu presencia. Pero no, no llegaste ese día ni el siguiente.
Me miraba al espejo y mi cuerpo estaba dando señas de que mi infancia se desvanecía. Mis piernas y mis brazos ya se armonizaban con mis redondeadas caderas.    Las zapatillas de mi mamá pude usar sin caerme, y mi cabello, lucia mejor si lo dejaba batirse con la brisa fresca y no el prensado obligado de mi colegio.
Invitada por primera vez a una fiesta, quedé inmóvil cual pieza de cerámica en una mesa de cristal, estabas allí. Tu sonrisa podía interpretarla al compás de la música y la algarabía. Tu voz en mis oídos era como el roce suave que se siente al tocar los pétalos de una rosa.
Creí que nunca te fijarías en mí, pero pausadamente caminaste sin desvío al umbral de aquel rincón en que me encontraba. Me invitaste a bailar gentilmente. No hubo necesidad de palabra; tu mano levantó la mía y pude conocer el cielo al  bailar contigo sobre las nubes.
Susurraste a mi oído que me amabas. Sin extrañarme y con la seguridad que me dabas en aquel momento, te dije que también te quería, que esperaba con impaciencia el momento preciso en que ambos respiráramos el mismo aire.
El tiempo convirtió nuestras alegrías, nuestras tristezas, las discusiones y los reencuentros en una necesidad inexplicable. Cada día, cada hora eran apenas segundos que no queríamos perder para abrazarnos y fundir sin mesura nuestros labios.  Sería inclemente en estos últimos años de nuestra adolescencia porque temíamos lo que ya conocíamos: “El momento de nuestra separación”.
La escuela quedaba atrás y ahora concretábamos los proyectos de nuestros padres, teníamos que viajar a destinos diferentes y encausar nuestro mañana.
A pesar de la distancia y del tiempo, las cartas eran nuestras amigas complacientes, llevaban y traían noticias sin queja alguna.
Describías con ímpetu tus largas horas sin dormir. Quería que mis besos volaran hacia ti al igual  que  deseaba que los tuyos regresaran.  
Encontraba la fragancia de tu perfume en las cartas que el buzón me obsequiaba. No podía inventar otras horas para cambiar mi rutina.
Pero, un día el buzón estaba vacío. El resumen que me hacías de tus experiencias no las recibí esa semana.  Cada rincón en mi cuerpo sentía el recorrido de la sangre. ¿Me olvidaste? ¿Será acaso que encontraste a alguien cuya prestancia pudiera borrar de tu memoria cada momento vívido conmigo?
La siguiente semana fue igual y la tercera también.
Tuve que aprender a controlar ese letargo que apesadumbraba mis entrañas. Había tropezado con una piedra en el camino. Apaciguar con tan sólo mirar el padecimiento de quien se pose a mi lado sería una respuesta.
Pasó un mes que no abrí la puerta de mi buzón. Pero nuevamente comenzó a latir más fuerte que nunca mi corazón. Mis ojos se clavaron en una carta que se encontraba a medias en la ranura. Mis dedos prensaron fuertemente esa carta hasta  poder ver el remitente. No eras tú, era tu mejor amigo.
¡Que extraño! ¿Por qué él me escribía? ¿Será que no tuviste la valentía de  escribirme y darme la explicación de tu silencio?
La miré por un momento y casi la tiro a la papelera, pero decidí romper la punta del sobre intruso y desdoblar ese papel incierto.
Mis mejillas comenzaron a humedecerse y mi respiración se aceleró. Cerré mis ojos y en ese instante recordé el momento en que nuestras iniciales quedaron grabadas en la corteza  de aquel viejo árbol, el mismo que nos vio crecer. Fue allí donde eternizamos  nuestro último encuentro porque  en esa carta me decían que habías muerto.







marzo 01, 2011

Un día en la peluquería

Caracas, 29 de julio del 2006.

Por: Arly Leotaud


UN DIA EN LA PELUQUERÍA


PERSONAJES:

Personal de la peluquería
Chiqui (encargada)
María (peluquera)
Carmen (peluquera)
Dolores (manicurista)
María Teresa (manicurista)
Ana (cajera)
José (barbero)
Fermín (peluquero)
Clientes:
María Fernanda
Giselle
Doña Cleo
Alejandra
Vero
Claudia
Susana y
Alberto
Extras:
Rosalinda (Enfermera)
Don Simón
La tuerta
Don Pancho
La dama bajita
Clienta fugaz.
Funcionario.
Sinopsis:



Esta historia se basa en la cotidianidad de los personajes que laboran en una peluquería y las mujeres y hombres que la visitan.
Se puede apreciar que cada uno de los personajes tiene una vida que contar y grandes o pequeños problemas que resolver. Las miserias, las bondades, las alegrías y las tristezas, en fin, la vida misma desarrollada en un pequeño ambiente como lo es una peluquería en Venezuela y,  cómo al final, la vida nos puede dar sorpresas inesperadas.












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ACTO PRIMERO





La acción se efectúa un día cualquiera, en el espacio donde se arma una peluquería, la cual consta de cinco sillas con sus respectivos espejos y gabinetes de materiales. Dos mesas para manicura. Una caja registradora. El lugar es de aproximadamente unos diez metros de largo, por cinco de ancho. El color que resalta es el azul en las paredes simuladas con un material de cartón, combinada con blanco y algunos afiches guindados, alusivos al tema. Al fondo, un pequeño cuartito donde supuestamente se les lava el pelo a las mujeres y una mesita donde se ubica la cafetera, para brindar el café a las clientas. La entrada de la peluquería es a la derecha, justo donde se debe encontrar la caja registradora con una chica al frente. Detrás de ella, un estante que contiene una gran cantidad de cosméticos (cajas, frascos de shampoo, etc.). Encima de la caja registradora, un pequeño gabinete con algunas fantasías para vender. También, una especie de perchero, donde se notan guindadas camisas y batas que usan las clientas. Un armario donde se guardan todas las toallas. Un gran cartel que debe estar guindado en la parte delantera del escenario, a una altura de aproximadamente tres metros, con el nombre de peluquería “LA PELUQUERIE”









                  ESCENA     I





Al levantarse el telón, La Chiqui se encuentra sentada pensativa en una de las sillas, con los brazos cruzados. Eleva su cara y mira a su alrededor y suspira, son las siete y media de la mañana. Luego cruza sus manos y las coloca en su frente. Se levanta y se vuelve a sentar. En ese instante entran riéndose María, Carmen y Dolores,  caminando rápidamente para cambiarse y comenzar la jornada. Cada una a su silla de trabajo. Todas usan como uniforme unas batas azules. En el pecho, a la derecha, una insignia y sus respectivos nombres. La camisa no tiene importancia pues es del color que cada una se pone en el día, de la misma manera que el pantalón y sus zapatos



Chiqui.- ¡Muy bonito! (Con cara de enojo les levanta la voz con tono irónico a todos las que llegaron en ese instante). Saben que deben estar aquí a las siete en punto ¿no? Las clientas empiezan a llegar como a eso de las siete y media y, debemos estar listas. ¡Recuerden que mientras más masa, más mazamorra!

Todos en coro con una mueca en sus caras.- ¡Siiiiii!

Carmen.- (Colocándose su bata con apurado movimiento). Cónchale Chiqui, ¿no ves que hoy llovió y las colas son insoportables? Yo no sé cómo haces tú, voy a pensar carajo que duermes en la puerta de la peluquería, no juegue.

Chiqui.- No se quejen, que si no peinan y parapetean a la mujeres, no reciben propina, así que ojo. A ponerse las pilas. ¡Y válgame Dios!, todavía no llegan las demás. (Toma el diario para leer las noticias del día).

En ese preciso instante, entran en escena María Teresa, Ana, José y Fermín, todos corriendo. Al llegar frente a Chiqui, frenan, abren los brazos, se inclinan y le rinden pleitesía.

Chiqui.- (Con cara de asombro deja de leer el periódico y lo cierra para guardarlo) ¡Caray! ¿Y que moscas les picó hoy?

Fermín.-  (Colocándose la mano en la cintura y moviendo su pie derecho, bate su cintura). Nada mi amor, es que si no te rendimos honores entonces nos vas a formar un peo por haber llegado tarde.

(Risas de todos).

Chiqui.- Bueno señores y señoras, a trabajar, a trabajar.
Todos,- ¡Ay yaaaaa!

Chiqui.- (A su compañera inmediata). María, ¿Cómo te fue ayer lunes? ¿Aprovechaste de pagar el San?

María.-  (Asiente con suma preocupación) Si. Pero, ¡coño me quedé pelando otra vez!

Chiqui.- (Pausadamente se levanta de la silla y camina hasta el lugar de su compañera y le habla bajito). No te preocupes mujer, todo va a salir bien. Recuerda que ya pronto te va a tocar a ti.

María.- ( Con las manos en la cintura y cara de angustia) Si, pero cuando me toque voy a deber  hasta las pantaletas.

Chiqui.- ¡A caray! Bueno mija, así es la vida pues cuando el pobre lava, llueve. ¿Qué le
vamos a hacer?

María.- (Con desánimo) Nada manita, creo que así va a ser siempre. Mejor le aprieto a ver si logro los churupos que necesito para llevar  la cena de hoy.

Chiqui.- Usted si que es pesimista mija. ¿Usted como que no sueña o no tiene proyectos en su vida?

María.- Soñar con esta realidad que me pesa tanto. Chiqui la verdad es que tu nunca vas a cambiar, espero que todos tus sueños se cumplan.

Chiqui.- ¡Que si no! Claro que se me cumplen, como que me llamo Chiquinquirá del Valle Rodríguez, Rodríguez, para mis amigos: “Chiqui” Algún día me mudo para una de estas casas del country.











Escena   II



María Fernanda.- (Aparece de pronto como un ciclón  y con paso apresurado se dirige a la cajera y saluda a Chiqui). ¡Hola Chiqui! (Luego a Ana,  la cajera) ¡Hola mi niña!  ¿Cómo estás?

Ana.- Bien Sra. María Fe.

María Fernanda.- (Le habla aceleradamente a Ana) Anótame rapidito para que la Chiqui me seque el pelo y con María Teresa, para que me haga manicura y patícure OK?

Ana.- Listo Sra. Pase adelante que usted es la primera.

María Fernanda.- Buenísimo. (Mira a Chiqui y la saluda)¡Chiiiiiiqui! Mi amor, ¿cómo te va? (Ambas se dan un beso).

Chiqui.-  Bien Mari Fe. ¿Y eso que viniste tan temprano hoy?

María Fernanda.-Nada. Resulta que hoy tengo el matrimonio de la hija de mi mejor amiga “La gorda” y no se le ocurrió otra hora que a las once de la mañana. Es un Brunch. Pero, conociendo a lo parrandero del grupo, creo que van a tener que prepararnos el chupe y todo para el desayuno. (Se carcajea).

Chiqui.- ¡Qué rico! Aprovecha.

María Fernanda.- Claro, la vida es una ¿no? Además, en ésta época en que las cosas no andan nada bien para muchos, tenemos que disfrutar los pocos bonches que nos invitan.

Chiqui.- (Con tono jocoso) ¿Y por qué no me invitas? Lo malo es que no me va a dar tiempo para buscar la pinta. (Se ríe a carcajadas)

María Fernanda.- ¡Ay Chiqui muy graciosa! ¡No te vistas que no vas! Dedícate a alisarme este cabello que me tiene loca. A mi marido le encanta que lo tenga largo, pero, lo que no sabe es que cuesta mucho mantenerlo limpio y peinadito. (Mueve la mano y frota los dedos índice y pulgar, denotando dinero). Menos mal que es una vez a la semana que te visito, porque esto es una renta.

Chiqui.-  (Mira a María Teresa y le grita para llamarla porque el secador de pelo está encendido). Vente María Teresa que la señora Mari Fe quiere que le hagas las uñas.

María Teresa.- ¿Manos y pies?

María Fernanda.-  (Con cara de tragedia) Claro, no ves que tengo las manos como la de la propaganda, como si estuviera cazando tiburones. Y los pies ni te cuento, parecen una lija.

María Teresa.- Bueno, espérese un momentito que voy a buscar el agua para los pies. (Sale rápidamente al fondo del escenario y entra al cuarto para buscar el agua).

María Fernanda.- (Bostezando) Chiqui, ¿y en ésta pelu no hay nadie que me ofrezca un cafecito?

Chiqui.- Espérate que ya está colando.

Mientras tanto, Ana recibe otras clientas y las registra. (Tres: Giselle, Doña Cleo y Alejandra.) Todas llegan al mismo tiempo, cada una espera su turno.

Giselle.- (Desde la caja le grita a María Fernanda). Hola Mari Fe, ¿cómo te va? ¿No me digas que  vas al matri de la hija de La Gorda?

María Fernanda.- ¡Claro que si! Y tú ¿también vas?

Giselle.- No. Hoy tengo otro compromiso, pero (Volteando los ojos y haciendo cierta mueca  que denota que no está diciendo la verdad) a mi también me invitaron, soy una de las más íntimas de La Gorda.

María Fernanda.- ¡Ay Gisse! Pero si es tan amiga tuya no deberías fallarle especialmente hoy (sonrisa irónica).

Giselle.- Espera Mari Fe, más tarde hablamos que me tengo que anotar. (Inmediatamente se dirige a Ana con un tono suave evadiendo a María Fernanda) Ana, ¿me anotas con Carmen? ella si que sabe secar el cabello (Mira directamente a María Fernanda y a Chiqui).

Ana.-  Pasa Giselle, te atiende de inmediato Carmen.

Giselle.- (Camina directamente a la silla que le corresponde a Carmen y la saluda con un efusivo abrazo). ¿Cómo estás Carmen?

Carmen.- Bien Giselle ¿y tú?

Giselle.- Más o menos.

Carmen.- Ay, pero si tu siempre estás bien. ¿Qué te pasa hoy que como que no tienes humor?

Giselle.- Bueno, es que a veces una se para con el pie derecho y otras veces con el pie izquierdo. Creo que hoy me paré con el izquierdo. Además, tengo una rabia por dentro… (Continua hablando con Carmen y le cuenta el por qué se siente tan mal ese día).







Escena III





Ana atiende a Doña Cleo quien es acompañada por su enfermera Rosalinda.


Ana.- A ver Doña Cleo, ¿viene con Fermín?

Doña Cleo.- Claro, tú sabes que él es el único que me puede teñir y peinar estas canitas que revelan un poco mi edad. (Se acaricia el cabello  y luego mira la silla que está a su lado y trata de sentarse con la ayuda de su enfermera).

Ana.- ¡Fermín! ¡Fermín!

Fermín.-  (Sale corriendo del cuartito que queda al fondo). ¡Vooooooyyyyyyy!

Ana.- Mijo, ¿dónde te metiste? ¿No te acuerdas que Doña Cleo tenía cita para esta hora? Ella no puede esperar, recuerda (Le susurra al oído). Casi no puede caminar y hace un esfuerzo en venir aquí con su bastón, porque no le gusta que la traigan en la silla de ruedas.

Fermín.- Si, si, si, si. (Se acerca a la silla donde se encuentra Doña Cleo y la ayuda a levantarse con sumo cuidado). ¡Venga conmigo Doña Cleo que ya la vamos a poner hermoooosa!

Doña Cleo.- Gracias mijito, tu eres el único que me entiende y me escucha, porque en mi casa pareciera que no existo. Nadie tiene tiempo para escuchar mis historias.

Fermín.- ¡Aaaay! pero qué malucos en su casa Doña Cleo. Con lo bella e inteligente que es usted y con ese pasado tan movido (Mueve sus caderas levantando ambos brazos. Inmediatamente, toma el peine y comienza a batirle el cabello a Doña Cleo para hacerle su peinado favorito).

Doña Cleo.- (Se ríe tímidamente tapándose la boca) ¡Y lo que te falta por escuchar!

Fermín.- ¡Eche pá fuera pues mi Doñita, soy todo oídos!

Doña Cleo.- ¿Donde quedé la última ves? Ah ya recuerdo. Te iba a contar qué bailábamos en mi época. Resulta que no los llamábamos chamos como ahora a nuestros pretendientes, sino mozos o galán. Ellos, para poder bailar el danzón con nosotras, tenían que decir una copla primero y luego, si era aceptada, entonces tenía derecho a sacar a la dama.

Fermín.-  (Se coloca las dos manos en la cabeza en señal de asombro) ¿Y cómo era esooooooo? ¡Qué complicación Dioos! (Sigue peinando a Doña Cleo pero con mayor rapidez).

Doña Cleo.-  ¡Fíjate bien! Una de esas fiestas que se hacían en mi tierra y a la cual me invitaron la llamaban “El baile del Sambito”. Aquí ocurría algo muy particular. Bailaba el galán con una dama y estos tenían que decirse coplas. Las mujeres no queríamos bailar con los jóvenes, sino más bien,  preferíamos a los mayores.

Fermín.- ¡Ayyy qué desperdicio! Pero no pare, que esto se pone interesante mi Doña.

Doña Cleo.- Un viejito llamado Simón Quintero, quien era muy alegre y dicharachero, juguetón y burlón, muy simpático, logró colarse en la fiesta. Todos nos reíamos con sus bromas y ¡cómo le gustaba bailar!

Fermín.-  (Hace una pausa con el peinado y corta de plano a Doña Cleo) Un momento Doña Cleo, esto lo tienen que escuchar todas estas ignorantes. A ver muchachas, vengan acá un minuto, escuchen este cuento de Doña Cleo, para que vean lo que era una época romántica, siga Ud. Doña Cleo que somos todas oído.

Doña Cleo.- (Sonríe con satisfacción al ver que Fermín le da tanta importancia a su historia y continúa narrándola.) Bueno, como decía, Iban al baile cada pareja. El hombre tenía que pagar el “Escote”  a dos bolívares.

Fermín.-  ¿Era la cuota para poder entrar? ¡Tan poquiiiito!

Chiqui.- Cállate pedazo de bruto, ¿no te ubicas? Era bastante para le época.

Doña Cleo.- Si hijos, era bastante. Cómo añoro esos años. Antes se vivía mejor. Nuestros sueños eran el soporte de nuestras vidas.

Ana.- (Desde la caja toma posición inclinándose sobre la mesa, levantando la oreja para escuchar mejor y se dirige a Doña Cleo en voz alta) ¡Doña Cleo, suba la voz que aquí casi no la escucho!

Doña Cleo.- Está bien mi niña, trataré. (Se acomoda en la silla y sigue narrando con mucho entusiasmo).-  Cuando todas las parejas estaban listas para comenzar, con gran expectativa, los jóvenes desde lejos veían con emoción al jurado. Dieron la orden de que  la música comenzara,  todos bailaban y cuando alguna pareja terminaba y se disponían a sentarse, no lo podían hacer sin antes acercarse con disciplinada elegancia al jurado. El hombre erguido, como un gran caballero miraba fijamente a los ojos de la dama; le tomaba la mano y le recitaba una copla, ésta complacida, sonreía como señal de aceptación. Luego los dos, tomados de la mano, se inclinaban y se retiraban para tomar asiento. (Levantando aún más la voz, Doña Cleo cambió el tono para imitar al jurado) ¡Llegó galán con una dama! (simulando el jurado) ¡Dedíquele la copla a la dama! (Continuaba gritando).Y así, sin más, lo hacían para luego irse  a  sentar.

Dolores.-  ¿Y recuerda alguna de esas coplas Doña Cleo?

Doña Cleo.- Claro. Allí les va ésta.


Las luces se dirigen a la izquierda del escenario y aparece un personaje que representa a al viejito Simón vestido con un liqui liqui y unas alpargatas, también una dama con un tapa ojo, dispuestos a bailar. Música en escena (Un danzón) y bailan los personajes por aproximadamente un minuto.


Terminada la presentación, las luces se dirigen nuevamente hacia el asiento de Doña Cleo, ésta sigue narrando.

Doña Cleo.- Le tocó el turno al viejito Simón. Quien tenía que dedicarle una flor a la dama que si aceptó bailar con él.  A la pobre le faltaba un ojo.
Después que bailó toda la noche y quiso sentarse, el jurado le exigió su copla y éste dudó antes de hablar, pero al final, la miró sin titubear fijamente a la cara y rápidamente recitó: (Habla el viejito Simón) “No te digo adiós mis ojos porque no tienes más que uno y si te digo adiós mi ojo dirán que es el del cu, cu, cueeeelllo”.  (Sale corriendo Don Simón y la tuerta atrás de él. Las luces regresan a la peluquería)

Todos.- Risas y carcajadas.

José.- Y, ¿qué pasó después?

Doña Cleo.- Caramba,  después de ésto, el viejito, ni miró para atrás. Salió como alma  que lleva el diablo corriendo. Lo único que se le vio fue el humito que dejó, casi lo atajan, pero era tan ágil, que logró escabullirse. Los hermanos de la joven tuerta lo  persiguieron para caerle a golpes. Se cansaron de corretearlo por todo el camino. Finalmente se salvó porque era rápido como la liebre y se conocía todos los atajos del campo.

María Teresa.-  Qué bueno está esto Doña Cleo, la verdad es que hoy la estamos pasando muy bien con usted. Debería venir más seguido, así nos divertimos con sus cuentos.

Dolores.-  Y ¿se sabe otro cuento de esos?

Doña Cleo.- Recuerdo otra copla que me causó mucha gracia. Fue la copla de Don Pancho, un hombre alto y poderoso. Le llamaban así pues su nombre era  Francisco. A éste le tocó de pareja una dama de muy baja estatura y cuando le  llegó el turno de decirle la copla para poder sentarse, éste dijo: (Luces que se dirigen a la izquierda del escenario. Allí se encuentran Don Pancho y la dama bajita, bailando la pieza del danzón. Al cabo de dos minutos, Don Pancho  dice la frase: Señores y señoras, esto no lo digo yo, esto lo dijo Don Ambrosio toda mujer chiquita tiene grande su negocio” Vuelven las luces al lugar de Doña Cleo)

Todos.-  Risas y carcajadas.

Doña Cleo.- Nos miramos la cara  asombrados en espera de una reacción igual que la anterior, pero no fue así,  la mujer que recibió la copla lo único que hizo fue reírse a carcajadas y lo aplaudió. Este si que tuvo suerte, salió airoso del recital. ¡Qué tiempos aquellos!

Todos.-. (Aplausos ininterrumpidos por la interpretación de Doña Cleo. Cada uno vuelve a su silla de trabajo y continúa el ruido que producen los secadores de cabello, además de murmullos).

Fermín.-  (Le coloca un espejo a Doña Cleo por detrás de su cabeza para que aprecie el peinado, dándole vuelta a la silla). ¿Le gustó? Yo sé que siiiiiiiii

Doña Cleo.- Claro que sí, tú lo sabes. Ahora si soy yo ¡bella aún! ¿Verdad?

Fermín.- (Con cara de satisfacción y de cariño) Por supuesto Doña Cleo, por supuesto.

Doña Cleo.- Ayúdame pues a levantarme y me llamas a Rosalinda que está esperando por mí.

Fermín.- Muy bien. (Con paso apuradito, se acerca a la enfermera) Rosaliiiiindaaa, tu patrona te llama. Que pases y la ayudes a acercarse a  la caja.

Rosalinda.- Sí señor, vamos pues. (Con lentitud se levanta de la silla)

Fermín.- Apúrate mijita que tengo otra clienta que espera por mí.

Rosalinda.- ¿Está lista Doña Cleo?

Doña Cleo.- Sí. Ayúdame por favor hijita a buscar el dinero en mi cartera, casi no veo.

Rosalinda.- Y, ¿cuánto es?

Doña Cleo.- ¡Creo que diez mil!

Rosalinda.- Ok. (Se acerca a la caja y le pregunta a Ana el monto nuevamente).

Ana.- En total doce mil novecientos con el IVA incluido.

Rosalinda.-  Doña Cleo, tome el vuelto (Ana le da escasamente una moneda de cien bolívares).

Doña Cleo.-  Se despide de Fermín y le extiende su mano para darle la moneda de propina) Gracias por todo Fermín. La otra semana vengo, Rosalinda llamará para pedir la cita.

Fermín.- (Extiende su mano para recibir la moneda y con cara de acongojo se la guarda en su bolsillo) ¡Gracias Doña Cleo Usted es muy amable en darme la  propina!
(Voltea y se dirige al público hablando en voz baja) Si no fuera por los buenos momentos que me hace pasar, con esta propina ni siquiera me compro un cachito en la panadería de la esquina. ¡Creo que Doña Cleo no evolucionó económicamente! (Mira acongojado cómo Doña Cleo se aleja lentamente de la peluquería).



















ACTO SEGUNDO




ESCENA I




Entra en la peluquería una joven que demuestra mucha energía, pero a la vez, una delicadeza digna de una princesa. Se acerca a la cajera para anotarse y esperar su turno. Mientras tanto, camina de un lado a otro buscando una revista para sentarse y leerla, pero es interrumpida por la misma Ana para decirle que ya era su turno.


Ana.- ¡Buenas!

Vero.- ¡Buenos días!

Ana.- ¿En qué te podemos servir?

Vero.- Quiero que me sequen el cabello. También que me hagan las uñas de las manos y de los pies por favor.

Ana.- Muy bien. ¿Cuál es tu nombre?, ¿tu cédula?, ¿dónde vives?, ¿teléfono?, ¿en qué trabajas?, ¿cuánto ganas?, ¿tienes novio? (Se ríe Ana por la broma que le está jugando a Verónica)

Vero.- (La mira asombrada por tantas preguntas, pero al final le responde)  ¡Verónica!

Ana.- ¡Vero! ¿Quieres a alguien en especial para que te atienda?

Vero.- No.

Ana.- ¡Entonces te va a atender Fermín! Ya él terminó con Doña Cleo y  si quieres te llamo a  Dolores, para que te haga las manos y los pies. Siéntate aquí mismo, ya te lo llamo.

Vero.- (Con tono dulce responde a la invitación y se sienta en el lugar que le indica Ana) ¡Gracias Ana! (Toma una revista y comienza a leerla sin mirar a su alrededor, era como si nadie existiera).

Fermín.- ¡Hola!

Vero.- (Muy parca en el hablar, ni siquiera lo mira) ¡Hola!

Ana.- Pasa para que te laven el cabello.

Vero.- Bien.

Ana.- Fermín,  ¡apúrate que Vero está lista, ya le lavaron su cabello!

Fermín.- Sí, si, si, si. Ya lo sé, ahora me toca experimentar la ley del hielo con esta chiquilla. ¡Se ve que no le gusta hablar de nada!

Ana-. ¡Cállate! Es una adolescente, y si no respetas, te van a aplicar la Lopna.

Fermín.- ¡Ay qué miedo! Para mí que no es ninguna adolescente, mírala, ella es una mujer grande ya pero con cara de niñita. Es de esas como dice el dicho. “vaca chiquita siempre es novilla”.

Ana.- ¡Cállate!

Vero.- (Se sienta en el lugar indicado por Fermín) ¡Señor Fermín!

Fermín.- (Mira al público con cara de asombro) ¡Sí mi niñaaaaaa!

Vero.- ¿Me puede secar el cabello liso, liso y en las puntas unos rulitos?

Fermín.-  Sí si, si, mi amorcito, no te preocupes, por algo me llaman el santo del este.

Vero.- (Lo mira con extrañeza, pero no le pregunta nada al respecto y sigue leyendo la revista que desde hace rato tiene en sus manos).

Fermín.- Bueno, yo te voy a explicar de que se trata, como a veces vienen mujeres aquí con cabellos muy lisos como los tuyos, y como nadie es conforme, yo logro que tus deseos se conviertan en realidad. Te hago los rulitos. Lo que no te garantizan los demás peluqueros es que a la hora los tengas, pues, como verás (toca su cabello) ¡Lo que tienes son unas babas! (Fermín insiste en buscarle conversación a Vero, pero no logra nada. Ella sigue leyendo). Pero no te preocupes de verdad, tú vas a ver que te van a durar todo el día.

Vero.- (Sonríe).

Fermín.-  ¿Y tienes novio?

Vero.- No.

Fermín.- ¿Pero ni un enamorado?

Vero.- No

Fermín.- (Insiste) Pero, pero, pero, ¿nada de nada? ¡Dioooos fin de mundo! ¿Cómo es posible que no te mires en el espejo? ¡Eres demasiado bella!

Vero.-  (Mira a Fermín y decide hablarle) Está bien señor Fermín. Lo que pasa es que en mi casa no me dejan salir para ninguna parte, por supuesto que no tengo amigos. Sólo trato y salgo con algunas compañeras de mi colegio.

Fermín.- Ya me temía algo así. Pues mijita, vas a tener que hacer algo. Te estás perdiendo muchas cosas buenas de la vida, sobre todo, conocer el amor (Mira al techo como soñando, al minuto, vuelve en sí y sigue secando el cabello de Vero).

Vero.- Esa es mi triste realidad, pero, cuando me gradúe de bachiller, me voy a ir a estudiar en una universidad que quede bien lejos de mi casa.

Fermín.- Niña, con las comodidades que debes tener, ni se te ocurra, después te vas a arrepentir.

Vero.- No lo creo, porque pienso que en el ser humano, lo más valioso es su libertad y yo, no la tengo.

Fermín.- Bueno, en eso tienes razón. De qué vale tener todo el dinero del mundo y una cama de oro si al final lo que tienes es (Canta la canción de Lila MorilloUna jaula de oro…) Bueno. Lista mi niña. Espero que tengas mejor suerte en tu vida. Pero te doy un consejo mi amor. Habla con tus padres, seguro que ellos te entenderán

Vero.-  (Con cara de tristeza) Trataré de que me escuchen, siempre están ocupados, de hecho, esta noche vamos todos a una fiesta. Es el único momento en mucho tiempo que podré compartir con ellos.

Fermín.- Pues aprovecha mi amor. Ilumina esa carita con una sonrisa. Seguro que con unos traguitos de más, tu papi te va a escuchar un poco más.

Vero.- Si. Lo voy a hacer. Gracias por todo señor Fermín.
Fermín.- De nada, siempre para servirte y, por favor, no me llames señor Fermín que me haces sentir como un viejo. Y, ¡No olvides mi propiiiiiina!

Vero.- (Se ríe) ¡No se preocupe! (Se acerca a la caja, paga y luego regresa con Fermín para darle su propina).

Fermín.- (Recibe un billete de veinte mil bolívares y se emociona. Comienza a exclamar) ¡Ay por Dios, ay por Dios! ¡Gracias Vero! (Le da un beso al billete de veinte mil y otro a la joven).

Ana.- Te das cuenta Fermín,  ¡que a cada cochino le llega su sábado! (Observa cómo Fermín se aleja hasta su silla aleteando el billete por las narices de todas sus compañeras).











Escena II






Entra Dolores y se sienta a un lado de Chiqui, le comienza a contar lo que le sucedió ayer.


Dolores.- ¡Sabes Chiqui! Ayer fue uno de los días más felices de mi vida.

Chiqui.- ¿Ah si? Cuéntame y ¿por qué?

En ese instante entra una cliente fugaz y le dice a Dolores que le pinte rápidamente la uña de su dedo meñique. Que específicamente sea una bandera de Venezuela, pero con ocho estrellas, porque va a buscar empleo en una Alcaldía.

Dolores.- Si, enseguida se la pinto. (La sienta en un ladito y en un dos por tres, la bandera queda pintada). La mujer sale encantada con el dedo meñique levantado directo a caja para pagar. (Continúa conversando con Chiqui) Como te decía, es que mi hijo terminó su bachillerato y se gradúa con excelentes calificaciones.

Chiqui.- ¡Qué bueno mujer! a ver si salen de abajo con este muchacho. Y ¿qué piensa estudiar?
Dolores.- Dice que arquitectura.

Chiqui.- Y, ¿de dónde saca ese muchacho que va a estudiar esa carrera tan difícil? ¿Sabrá él lo que es eso?

Dolores.- Claro, si se la pasa metido en la empresa donde su papá es un albañil. Él ha soñado toda su vida con diseñar casas como las que su papá construye.

Chiqui.- Pues vas a tener que peinar muchas cabezas mi amor, porque la carrera que más Money (mueve sus dedos) pide es precisamente la de arquitectura.

Dolores.- Él ya presentó el examen del CNU y aspira entrar en La Simón Bolívar.

Chiqui.- Pues te deseo suerte a ti y a tu muchacho, que buena falta que les hace porque para entrar a esa universidad hay que tener mucha suerte, además, entiendo que salir muy bien en el examen interno. Ninguno de mis hijos pudo entrar ni en la UCV ni en La Simón y, allí están, echándole al trabajito que a duras penas han podido conseguir para poder ayudarme con los gastos de la casa. Pero ellos siguen insistiendo, espero que no los agarre ya tan reviejos  para entrar a estudiar.

Dolores.- Bueno, yo tengo fe en que mi muchacho lo va a lograr.

Fermín.- (Interrumpe la conversación de Chiqui y Dolores) ¡Ay mi amor, de sueños también se vive!

Ana.- ¡Cállate Fermín, cállate! Tu no tienes hijos como para que estés metiendo tu trompa donde no debes.

Fermín.- ¡Estás loca! Nunca voy a tener esa carga en mi vida. Que si los pañales, que si la leche para el tetero, que si el pediatra. El  preescolar, el colegio, el uniforme, la lonchera, el desayuno, el almuerzo, la cena… (Todo lo dice sin respirar y no para de hablar, hasta que se cansa, respira y continúa enumerando)….y la Colonia Tovar.

Todas.- (Le voltean los ojos y se colocan de espaldas a Fermín y lo dejan hablando solo).

Dolores.- No tendrás hijos Fermín, pero has tenido un padre y una madre que seguramente se preocuparon por darte una educación y además, que no te faltaran los tres golpes ¿no?

Fermín.- (Con tono cantadito) Lero, lero, lero, lero. No escuuuucho. Súbanle el volumen a la radio que como que empezó la telenovela.

Chiqui.- Que va, que padre pudo haber tenido éste. ¿No se dan cuenta de  los resultados?

Fermín.- ¡Y a mucha honra mi amorcitico!

Dolores.- Yo lo que creo es que a este lo que le falto fue cuero por ese rabo, a ver si se iba a convertir en peluquero, en ves de médico o abogado o, arquitecto.

Fermín.- (Con cara de insultado se acerca a Dolores). Mira Dolores, para que sepas algo, yo no tuve ni papá ni mamá. En otros términos “huérfano” Yo todo el tiempo estaba en la calle viendo qué comía y qué bebía en el día. Buscaba y rebuscaba en la basura. A veces pasaba días sin probar bocado alguno y al final, después de recibir bastante palo como tú dices, (toma postura de modelo, y se auto señala de pies a cabeza) heme aquí. ¿Te podrás imaginar alguna vez por lo que pasa un niño en la calle?

Dolores.- ¡Tienes razón mijo! Perdónanos. Nadie sabe lo que arrastra una persona en su pasado. (Camina cabizbaja hacia su silla y  se sienta sin mirar atrás).

Fermín.- (Con tono de nobleza se dirige a Dolores) Pero no es para tanto mujeres, no sean tan Lupitas. No vayan a llorar por esto, la vida es una y hay que disfrutarla como la disfruto yo. Dios le dará hijos a aquellos que deban tenerlos y a los que no, pues allí estoy yo, ¡para cuidarlos! como a mis sobrinos.

Chiqui.- Pues si. Yo tengo tres hijos  y aquí estoy, echándole  pichón para poder ayudarlos a ellos a salir adelante, yo sola. Porque no tengo marido que me sostenga. Y tú Dolores, que si lo tienes, no pierdas la esperanza que el que persevera vence, ¡ya verás!







Escena III







Aparece un hombre en escena. Es Alberto, hombre serio y bien vestido, con pinta de empresario. Viene a buscar a su barbero José. Se acerca a la caja y se anota con Ana.

Ana.- ¡José! Aquí tienes a tu primer cliente.

Alberto.- ¡Muchas gracias Ana, eres un sol!

José.- Pase amigo, tome asiento. ¿El mismo corte de siempre?

Alberto.- El mismo José. Ni muy largo ni muy corto, sino todo lo contrario.

José.- ¿Y qué hay de nuevo? ¿Cómo andan las finanzas?

Alberto.- No muy bien José, la cosa no anda nada bien. Parece que me hubieran puesto un tractor en mi camino, todo se me tranca y estoy casi aplastado.

José.- ¡Cónchale Alberto! ¿De verdad que no te va bien?

Alberto.- ¡Nanay nanay! Con decirte que tengo meses tratando de cobrar un dinero que me deben y todo el mundo me dice lo mismo, ¡venga mañana! La verdad que estoy cansado y desesperado. Tengo muchos gastos y ya no me alcanza el dinero que me queda. He tenido últimamente muchas pérdidas en mi empresa, además, he tenido que reducir personal, con la consecuentes demandas laborales.

José.- Bueno anímese que todo tiene que cambiar en este país. No todas son de cal, ni de arena. Las hay también de azúcar, que se lo digo yo.
A propósito, por el centro comercial estuvo de visita el IVAS (Instituto Venezolano de ajuste social) Parece que aquí nadie está al día con el seguro, se dedicaron a empapelar todas las tiendas cerrándolas por 48 horas.  ¿Que tal?

Alberto.- ¡Qué bárbaros!

Ana.- (Que prestaba especial atención a las confesiones de Alberto reacciona al comentario de José) ¡Ay que susto! Pero,  ¿cómo queda entonces la peluquería?

Claudia.- (Mientras le anotaban su turno, al escuchar la conversación interviene)…Y lo  que nos espera, hasta La Lochamás nos la van  a aplicar a todos.

Ana.- (Con expresión de asombro) Y ¿Qué Ley es esa? ¿Cómo es eso Sra. Claudia? ¡Explíqueme!

Claudia.- (Con firmeza responde) Es la ley que protege el ambiente de trabajo, se afinca en la seguridad del empleado. En otros países, todas las peluqueras usan guantes y tapa bocas. Sabes, aquí se utiliza mucho químico y, por cualquier enfermedad que se genere, el responsable es el dueño. De la misma manera que con el resto de las actividades en una empresa, cualquiera que ésta sea. Además, a diario salen cualquier cantidad de leyes y decretos que desconocemos.

Ana.- Pues si, pero para que aquí apliquen esa ley como que falta mucho.

Claudia.- Pues no querida. Aquí poco a poco están legislando hasta donde vas a tener que colocar la basura amiga,  aplicándola a todo tipo de empresa o de negocio; hasta en las casas con el servicio doméstico. Imagínate a la señora que trabaja en mi casa con un traje de astronauta para protegerse de todos los detergentes que usa. (Se ríe enérgicamente).


Casualmente, en ese instante llega un funcionario del IVAS.


Funcionario.- (Se dirige directamente a la caja y le hace algunas preguntas en forma muy tajante a Ana, mostrando su credencial) ¿La encargada por favor? ¿Dónde están los papeles que demuestran que están solventes? ¿Dónde está el jefe? ¿Cuánto ganan? (Se acerca a cada una de las personas que se encuentran en la peluquería y les pregunta) ¿Qué talla usa usted y usted? ¿Qué come? ¿Se baña todos los días? Etc.



 Todos se quedaron con la boca abierta. Nadie se movía. Todos estaban como paralizados y por supuesto nadie respondía aquella ráfaga de preguntas.



Ana.- (Mira con miedo a Chiqui y le hace señas de que se acerque y se dirige a Claudia con actitud irónica) ¡Usted como que tiene boca é chivo! ¿No?

Claudia.- (Con cara de ofendida mira a todos lados buscando apoyo) ¿Y yo qué hice?

Ana.- ¡Llama al jefe rapidito!

Chiqui.- (Inmediatamente toma el teléfono y le responden) ¡Aló! Si jefe. Venga de inmediato que por aquí lo esperan dos personas que quieren hablar con usted. ¡Es urgente! Además, le sugiero se busque un abogado, un contador y un sacerdote para que rece con él un padrenuestro con todo y ave María. ¡Entendió!. Si, no, si, no, si, si, si, si, si. ¡No! (Cuelga el teléfono con cara de enojo y angustia). Dice que no puede venir, que está en el aeropuerto y en este momento se está embarcando porque se va para Aruba de vacaciones, además, que no regresa sino en dos meses.

Funcionario.- Pues muy bien. Hasta que el señor vacacionista no llegue y se ponga al día con nuestros fondos (Con mirada intensa se dirige al público, señalándolos a todos), este negocio se cierra por 48 horas a partir de ahora y hasta que el dueño se decida regresar.

Chiqui.- (Rogándole al funcionario, casi llorando) Pero señor, tenemos muchas personas por atender, este es nuestro modo de vida, por favor no nos haga esto.

Funcionario-  (Con voz alta y tajante grita) ¡Dije ahora!

Todos.- Corren de un lado a otro, tropezándose unos a otros, recogiendo paños del suelo. Las clientas gritaban porque faltaba poco para el evento al cual habían sido invitadas y aún no les habían secado el cabello, otras tenían la mitad del peinado sin terminar, otras la mitad de las uñas pintadas. Todo era un caos. Así que de igual forma, todos tuvieron que salir de la peluquería porque las puertas se iban a cerrar y a sellar con el cartel.


De pronto, se cierran las puertas de la peluquería. Todo está en absoluto silencio y, el en medio de la puerta, un gigantesco cartel que reza así: “Cerrado por 48 horas por vagos, aquí nadie le paga al gobierno lo que le debe”


Chiqui.- Fin de mundo, ahora si es verdad que se subió la gata a la batea. Una peluquería cerrada. Como que vivimos en un mundo al revés. Todos se retiran y queda sólo la luz enfocada en el cartel.























ACTO  TERCERO




ESCENA FINAL




Nuevamente el funcionario frente a la peluquería. En esta oportunidad, retirando el cartel.


Chiqui.-  (Con un taller y tacones altos, muy maquillada)  ¡Chas gracias mesié!

Funcionario.- De nada madame (Se retira)

Chiqui.- En esta oportunidad no abre las puertas de la peluquería. Sólo espera sentada en una de las sillas. (Mira el reloj, cruza sus piernas, mueve una de ellas. Se coloca una de sus manos en la mejilla…).

Al cabo de unos minutos, llega María Fernanda.

María Fernanda.- Hola Chiqui, la verdad es que eres madrugadora ¿no? (Ambas entran,  se dan un beso y María Fernanda se coloca rápidamente el uniforme).

Chiqui.- Claro mi amor, cuando se trata de belleza, todo es válido y, esta noche tengo un bonche en el country. Sabías que me mudé para el ¿contris clus con mi nuevo marido?

María Fernanda.- ¿Quéeee? ¡Noooooo! ¿Te casaste? ¡En el country! ¡Qué rico! ¿Me invitas a ese bonche?

Chiqui.- (Saca un abanico de su cartera y comienza a batirlo sobre sí) ¡No te vistas que no vas mi amor! Así que preocúpate por alisarme ésta pelambre que me tiene loca. A ver si mi príncipe azul consigue más contratos por la belleza de su mujercita. (Sonríe plácidamente) Por cierto, quiero que me hagan las uñas de las manos  y los pies, además de acariciarme mi cabecita.

María Fernanda.- (Calmadamente y con suavidad toma del brazo a Chiqui acompañándola a su silla) ¡Claro amiga! Y no te preocupes y no te alteres ¡sé que no estoy invitada! Siéntete cómoda y relájate que eres la primera en llegar y por supuesto, te tengo en la lista de primerita.

Chiqui.- (Mira a su alrededor observando cada detalle del lugar que una vez fue su antiguo empleo. Nota que ha habido cambios y con un toque de elegancia, lo que hace la diferencia. Luego se dirige a María Fernanda un poco desconcertada) ¿Y tú? ¿Dónde vives ahora?

María Fernanda.- Te diré que ahora yo vivo en Petare. Y estoy feliz aunque me ha costado asumir este rol. Hemos formado una comunidad organizada por niveles y hemos trabajado duramente por el rescate de la zona. Ahora si se puso a valer Petare. La tenemos como una tacita de plata, limpiecita y ordenada, con fachadas coloniales y flores en todas las ventanas. Pero, Chiqui, noto que el Country más bien se está deteriorando. Ustedes como que no lo cuidan, ahora se parece al Petare que conocí hace algún tiempo, cuando yo vivía en la Lagunita.

Chiqui.- Creo que hablas del pasado amiga. Y parece que quedó atrás ¿no?

María Fernanda.- Creo que sí, pero, hay cosas que siempre suceden y tienen un por qué,  también un cuando, pero con un dulce final. Y ese, veremos quien lo va a saborear. (Mira hacia el horizonte, luego vuelve en sí e invita a pasar a Chiqui para lavarle la cabeza) Ven Chiqui, quiero que te sientas como en tu casa. Ponte cómoda. Yo misma te lavo la cabeza, las muchachas no tardan en llegar.

En ese mismo instante llegan a la peluquería con paso firme pero rápido: Giselle, Alejandra,  Claudia y Susana. Se colocan frente a María Fernanda y cada una le da un beso y un abrazo.

Todas.- ¡Muy buenos días María Fernanda!

María Fernanda.- ¡Muy buenos días mis queridas compañeras! Hoy tenemos con nosotras una clienta muy especial así que manos a la obra, ¡hay mucho trabajo para hoy y necesitamos buenas propinas…!





(Fin de la obra)




Arly Leotaud